El Gobierno mantiene sin fecha su plan para proteger Ceuta y Melilla tras la crisis del espionaje
Los guardias civiles avisan que sólo hay 4 agentes para controlar el paso de 20.000 personas por Ceuta
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En plena crisis del espionaje e inmerso en el idilio con Marruecos, el Gobierno evita poner fecha a la aprobación del Plan integral para Ceuta y Melilla que Seguridad Nacional reclama por las amenazas a la frontera española.
Moncloa, como reveló OKDIARIO, lleva meses retrasando este plan, destinado a proteger de manera «integral» a estas dos ciudades autónomas que «por su localización geográfica en el continente africano y por la especificidad de su frontera española y europea, requieren de una especial atención por parte de la Administración General del Estado para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos», según recoge la última Estrategia de Seguridad Nacional, aprobada en diciembre.
Ahora, en un documento oficial remitido al Congreso de los Diputados y en el que se recoge precisamente la información publicada por este periódico, el Gobierno justifica que el plan «requiere de una articulación y elaboración que no se puede improvisar», dilatando así una vez más su aprobación. La respuesta se produce en plena crisis por el espionaje con Pegasus al presidente del Gobierno y a los ministros de Defensa, Margarita Robles, e Interior, Fernando Grande-Marlaska, según la versión ofrecida por La Moncloa. Algunas informaciones han apuntado a Marruecos, si bien desde el Gobierno han descartado hablar de la autoría.
La primera de las intrusiones al móvil de Sánchez se habría producido en el contexto de la entrada masiva de unos 10.000 inmigrantes en Ceuta entre el 17 y 18 de mayo del pasado año. La segunda habría tenido lugar el mismo día en que Marruecos emitió un comunicado en el que advirtió que la crisis diplomática con España estaba motivada por la postura del Gobierno respecto al Sáhara Occidental. Cabe recordar que, el pasado mes de marzo, Sánchez dio un giro histórico a la posición española en este conflicto alineándose con las tesis marroquíes y apoyando su plan de autonomía.
Sumisión a Marruecos
Desde entonces, el Gobierno ha defendido la relación fluida con Marruecos. Precisamente, la cuestión de las fronteras de Ceuta y Melilla es uno de los puntos más conflictivos en la convivencia entre ambos países. De hecho, la carta remitida en marzo por el presidente español al Rey Mohamed VI, en la que le confirmaba su cambio de postura con respecto al Sáhara, evitaba citar directamente estas dos ciudades autónomas. Posteriormente, en el comunicado emitido tras su visita a Rabat, a principios de abril, tampoco se hacía mención alguna a la integridad de Ceuta y Melilla. Sánchez tuvo que precisar posteriormente que «la soberanía nacional de España está fuera de toda duda».
El objetivo de este plan integral para Ceuta y Melilla, según el Gobierno, es «abordar todos los aspectos que contribuyen a la seguridad de las dos ciudades autónomas», como son los asuntos «económicos, seguridad de fronteras, control en pasos fronterizos o seguridad de comunicaciones», entre otros.
Hace un año, en plena crisis por la llegada masiva de inmigrantes, el entonces jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, ya lo anunció en el Congreso de los Diputados. Redondo alertó entonces de que la crisis con Marruecos, «lejos» de circunscribirse a una crisis migratoria, era «una herramienta más de las utilizadas en el marco de las estrategias híbridas».
Tras la cesión en el Sáhara, OKDIARIO ya reveló que el Gobierno había enfriado este plan alegando que «por su marcado carácter transversal, requiere de la participación de muchos ministerios y organismos, así como de la colaboración de las dos ciudades autónomas», además de «numerosos y distintos estudios previos». «Por todo ello, su elaboración y aprobación final va a demandar mucho tiempo y dedicación», concluía el Ejecutivo en otra respuesta al Congreso.
Ahora, tras aquella información de este periódico, el Ministerio del Interior resuelve que el plan «requiere de una articulación y elaboración que no se puede improvisar».
Y ello cuando se ha procedido ya a la reapertura de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla con Marruecos, tras más de dos años cerradas por la Covid-19. Un hecho que provoca preocupación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los guardias civiles han alertado de que sólo cuatro agentes vigilarán el paso de más de 20.000 personas al día.